Nos conocimos en el 3er trimestre de INTEC en clases de antropología; por casualidad nos sentamos al lado y ese mismo día la profesora formó grupos de trabajo por mesa. Después de ahí, nos hicimos muy buenos amigos, a tal punto que coordinábamos la selección de materias para quedar juntos. Durante la universidad no pasó nada entre nosotros. Después de la graduación cada quien siguió el curso de su vida y nos encontrábamos en reuniones con amigos en común y pasábamos buenos ratos juntos.
Pero no fue hasta que coincidimos para irnos a estudiar en el extranjero con la beca del MESCyT, cuando por fin lejos del trabajo, de la familia, y en este nuevo mundo; nos dimos cuenta que realmente nos gustábamos. Y entre viajes, turisteo, clases y proyectos nuestra relación pasó de “mejores amigos” a “novios”. Para el 2do aniversario de amores, ya en Santo Domingo, le propuse matrimonio en nuestro lugar favorito: la playa. Durante un almuerzo de año nuevo, con la familia y con una vista al mar me dio el “Sí”.